«BLESS ME» | LA REDENCION DE LAS ALMAS MEDIANTE LA PINTURA DE LUCERO VILLALBA HAGELSTANGE

Dijo Paul Braqué – el célebre pintor cubista- “Sólo hay una cosa valiosa en el arte: las cosas que no se pueden explicar.” – Son pocas las palabras para intentar adentrarnos en la obra mística de Lucero Villalba Hagelstange, el hombre –Dios, el hombre – Sol, un verdadero antropòfago de nuestras emociones, la criatura devoradora de los sentidos y la percepción.

 

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No se puede hablar de la obra de Lucero sin conocer el hombre,su entorno, sus cosas habituales. No se puede  hablar ni de su obra ni de su persona sin antes ejercitar el alma en un plano de vacìo y contemplación ante la miseria humana y la vastedad metafísica de lo inmensurable, del infinito cosmos y la interminable acepción de la finitud matérica del ser humano.

 

Lucero apuesta siempre a lo espiritual en sus temas, a esa dualidad hombre-angel, mujer-guardiana, desde la latitud geográfica indoamericana impregnada por símbolos e ìconos tropicales que nos hablan de una raza prometida oprimida por el europeo a través de símbolos eurocentristas que jalonan la historia del arte. O sea que, el arte de Lucero funciona como  una especie de redenciòn piadosa para esas mujeres, esas niñas que el conquistador sometió a fuerza de sable,religión y violencia para acabar en el mestizaje.

 

 

Por eso el valor antropológico de la obra de Lucero Villalba. Por eso el detenernos en la compleja trama de sus significados y significantes. Estamos ante un pintor figurativo pero con una fuerza expresionista propia que lacera las conciencias y nos esclaviza hasta los límites del Inferno del Dante o los conflictos agustinianos para acicatearnos en los límites “Softly” de la vida moderna. Lucero nos lleva a sus paraísos pero por los atajos fatales de los infiernos y el malevaje històrico de sometimiento. Libera entonces las almas de los difuntos mediante el esoterismo de su arte para que puedan alcanzar esferas liberadoras desde donde poder mutar el dolor y sufrimiento de este mundo.

 

Lo que hizo Johan Sebastian Bach con la música y el hombre, lo hace Lucero con la pintura y el ser humano.

 

Esa, es la esencia de “Bless me”. Para no perderselo!

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