#DomingoSahda#LuzDeCiudad
En fecha reciente fue abierta a la apreciación pública una muestra de pinturas y esculturas conformada con obras pertenecientes al Patrimonio Oficial Provincial, precisamente en el Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez. La exposición de referencia lleva por nombre: “01 Museo Tomado”. La primera observación pertinente remite al título de la muestra en cuestión, la que carga con dos errores de concepto en opinión de esta columna. Veamos. En la historia socio-cultural argentina de los años recientes, puntualizando, en la década de 1960, el concepto de “tomado” remitía a la concretización de sucesos socio-políticos que hicieron de la violencia social, tanto conceptual como físicamente, un hecho cuasi cotidiano a lo largo y a lo ancho del país que literalmente licuó la confianza pública con sus víctimas reales, excediendo la referencia a cualquier metáfora circunstancial. Baste para ello consultar nuestra historia reciente para caer en la cuenta de ello. A ello cabe agregar que la mencionada institución oficial es conocida con el nombre de Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez según consta en la Constitución Provincial. La donación de la institución originaria al gobierno y a la ciudadanía hecha por su creador y dueño puso como condición que el mismo llevara el nombre de su madre, a modo de homenaje, precisamente el de Rosa Galisteo de Rodríguez, y en esas condiciones fue aceptado, reconocido y empleado desde casi un siglo a la actualidad .

La muestra de referencia expone una parte del Patrimonio Oficial acumulado en la institución a lo largo de casi un siglo de existencia mediante donaciones y salones competitivos como el “Salón de Mayo”, señero en la historia socio-cultural del país y referencia dentro y fuera de él, poseedor de una de las mayores y más ricas colecciones de arte argentino contemporáneo del país.
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#SalónDeMayo#RosaGalisteo#DanielOtero#LuzDeCiudad –
Diario el orden, viernes 25 de mayo de 1945
Esta tarde, hoy a las 18.30 hr, de conformidad con lo anunciado, tendrá lugar en el museo provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez, la solemne inauguración del XXII Salón anual de Santa fe, acto que promete alcanzar lucidas proporciones, desde que será uno de los números de mayor categoría destinado a conmemorar nuestra gran fecha cívica. Aparte de esta circunstancia auspiciosa, el prestigio adquirido por los salones anuales santafesinos, determina la expectativa existente al respecto. En este sentido es bueno hacer constar que este año, hállase expuesto en una de las salas del museo, el soberbio poema pictórico “Los Gauchos”, del insigne artista Cesáreo Bernaldo de Quirós, del cual nos ocupamos en la oportunidad de su inauguración entre nosotros, la primera vez que esa obra trascendental se exhibe en el interior del país. Este hecho, unido al que en otra sala especial, se ha instalado definitivamente la valiosa colección, adquirida por la provincia, de los bocetos realizados por don Antonio Alice otro pintor cumbre para su cuadro “Los Constituyentes”, integra un motivo de creciente atracción hacia el museo de la Plaza Pringles. Bajo el mismo aspecto, no debe olvidarse que acaba de ser organizada una amplia sala en la que se han concentrado todas las obras, completadas últimamente, dela importante donación del Señor Luis León de los Santos, en la que se destacan piezas de altísimo valor que han venido a enriquecer el ya abultado acervo de esta mansión artística, legítimo orgullo de la capital santafesina.
El XXII salón de Santa fe, comprende trescientas diez obras de pintura, escultura y grabado. Una ligera ojeada a lo que se expone, nos autoriza a afirmar lo que ya manifestamos en una reseña anterior, a saber que los conjuntos, en cuanto al sentido estético, vienen mejorando, de año en año, con la desaparición paulatina de los aventurados tanteos de las tendencias negativas.
Van recobrando así, nuestros plásticos, la individualidad, que les corresponde, ciñéndose en mayor proporción al mandato de la verdad artística que, por más que se progrese en las maneras de exteriorizarse, no puede nunca prescindir de los cánones de la lógica, el primer requisito para la manifestación de la belleza de cualquier índole que sea y bajo cualquier clima, moral o material que se la considere. Es de felicitarse, en consecuencia por este pronunciamiento de recuperación, el cual a la par que aleja los artificiosos sistemas que llegaron en su hora a desorientar la iniciación de los jóvenes, coloca a nuestros artistas sobre las rutas esplendentes de la sinceridad, capacitándolos a darnos, de acuerdo con sus fuerzas, la obra a la cual están destinados. No deja de llamar la atención, que entre tantos expositores no se encuentre uno que haya sido tentado por la tragedia inmensa que viene asolando a la humanidad, y que hay tratado de interpretar sus siniestras proporciones. El tremendo drama de la civilización en enconada lucha no ha tenido resonancias en el alma de los artistas argentinos. ¿Constituye ello una falla o bien un tácito repudio a las aberraciones colectivas? Lo ignoramos. Pero sea lo que fuere, resulta un fenómeno digno de estudiarse.
En la absoluta imposibilidad de analizar en esta fugaz reseña todas las obras expuestas, nos limitaremos a consignar algunos rasgos, debiendo dese ya manifestar que la característica de este certamen es la elevada cifra que arroja el grabado, a través del cual se puede evidenciar las interpretaciones reveladoras de que el procedimiento del claro oscuro tiende a reconquistar la altura que se encontró en pasadas épocas. Esta puntualización sintetiza nuestra opinión concerniente a la sección en que se concentra la maestría, tenacidad y paciencia de los cultores de la plástica, afanosos de encontrar, fuera de la policromía, nuevos campos para la expresión de sus inquietudes. Los premios en general, han sido discernidos de acuerdo con el mérito intrínseco de las obras. El hecho de la división del primer premio en pintura, como el de declarar desierto en escultura el de igual categoría para fragmentarlo en tres recompensas menores, prescindiendo de que pueda indicar exigencia en el privado bien ausencia, según criterio del mismo, de un valor suficiente para la máxima distinción, no satisface. Y tanto mas cabe expresarse así, por cuanto en pasados años hemos observado una actitud distinta, habiendo llegado a premiar realizaciones que distaban mucho de reunir las condiciones para ser objeto de una tal consagración, sin que se pensara en las actuales divisiones. Dividido el primer premio de pintura, adjudicase por partes iguales a “Mujer Sentada”, Guido Amicarelli y a “Naturaleza Muerta”, de Gustavo Cochet, obras de distinta índole, pero ambas meritorias. Al óleo “La Carreta”, de Domingo Prensato, se le otorgó medalla de honor.
No acertamos a explicarnos como a un conjunto “Escuchando al lector”, de Juan Grela, se le distinga con la medalla de oro en Pintura, hasta el mas profano llega el malestar que produce la irrealidad de esta tela, en la que están a la vista las resultantes de las tareas somáticas de sus personajes.
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Un articulo para disfrutar.
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